El transporte marítimo es uno de los métodos de transporte de mercancías más utilizados en el comercio internacional. Al ofrecer la posibilidad de traslado de grandes volúmenes de carga se ha convertido en una de las opciones más utilizadas pese a ser un medio de transporte más lento.
Igual que ocurre con los otros métodos de transporte internacional, el transporte marítimo cuenta con un impuesto propio que grava la actividad comercial: el flete marítimo.
¿Qué es el flete marítimo?
El flete marítimo es el impuesto variable más importante en el transporte marítimo internacional, ya que es el contrato y fórmula más utilizada a la hora de mover mercancías por mar. Su carácter es variable ya que son muchos los factores que condicionan su coste final: tipo de carga, volumen, modalidad de carga, riesgo de la ruta, rapidez del viaje o gastos portuarios.
Además, a la cantidad final del flete también pueden añadirse recargos por cuestiones como el combustible, el cambio de moneda o los gastos de terminal. Aún así, lo habitual es que la tarifa del flete marítimo y lo que incluye esté pactado de antemano entre el porteador y el usuario.
¿Cómo se establece la tarifa del flete marítimo?
Como ya hemos mencionado, esta tarifa suele estar pactada de antemano. Sin embargo, hay diferentes condicionantes a tener muy en cuenta, como los costes de manipulación y despacho de la mercancía, ya que pueden hacer que el precio final varíe:
- Si el transporte es puerta a puerta: La tarifa incluye el flete marítimo más las tarifas de transporte hasta y desde el puerto para la recogida y entrega de la mercancía.
- Si el transporte es puerto a puerto: Por lo general se aplica una tarifa plana, ya que la base de la tarifa sería únicamente el flete marítimo en sí.
FCL y LCL, las variables más importantes
La modalidad de carga en el contenedor es la variable que marca la diferencia a la hora de establecer el precio final del flete marítimo. Y es que, dependiendo del volumen de la mercancía a transportar puede necesitarse un contenedor completo (FCL) o solamente parte de uno (LCL).
FCL (Full Container Load)
El flete marítimo Full Container Load supone el uso de un contendedor en su totalidad para una única carga. Este método supone ventajas como la rentabilidad para mercancías en volumen igual o superior a 15m3, o la tarifa plana que cobran las navieras por cada tipo de contenedor y que permite simplificar el flete.
Otras ventajas de las ventajas que ofrece el FCL son la seguridad que aporta el hecho de que la mercancía sea toda del mismo propietario y esté precintada desde el inicio, o el prescindir del paso por puertos intermedios.
LCL (Less Container Load)
El flete marítimo Less Container Load por su parte se ajusta mejor a los volúmenes de carga pequeños. Es el que se asocia a la modalidad de grupaje de carga y, aunque no es una alternativa rápida, permite compartir gastos. En este caso el flete se calcula en base a las toneladas cargadas.
Cuáles son los recargos más habituales del flete marítimo
A pesar de que el flete marítimo esté pactado de antemano es posible que la cifra final varíe en función de los recargos que puedan aplicársele. Algunos de los recargos más habituales en el transporte marítimo son:
- BAF (Bunker Adjustment Factor): Se aplica debido a los constantes cambios del precio del combustible producidos por las variaciones en la cotización del petróleo.
- CAF (Currency Adjustment Factor): Lo aplican las navieras con el objetivo de compensar la disparidad en el momento del envío entre la divisa local y la moneda del flete marítimo. Suele reflejarse como porcentaje dentro del importe total del precio del flete.
- THC (Terminal Handling Charge): Se aplica por la manipulación de la mercancía marítima en el puerto, tanto en origen como en destino, utilizando maquinaria especial.
- BC (Banking Charge): Recargo del 1% sobre el precio del flete que se aplica a todos los envíos FCL y LCL, así como a todos los recargos que se cotizan en dólares.
- CS (Congestion Surcharge): Lo aplican las navieras en función del tiempo de espera provocado por la congestión en los puertos de origen y destino.
- B/L (Bill o Landing): Se trata del recargo que se aplica por cada emisión de documento como Conocimiento de Embarque.
- T3: Se aplica por el uso de las instalaciones del puerto de origen y destino. En los envíos FCL tanto el consignatario como la naviera puede aplicar un importe fijo por contenedor o por tipo de mercancía, en función de las toneladas o el tipo de contenedor marítimo.
Flete marítimo, complejo, pero no imposible
Es evidente que el flete marítimo es un impuesto que puede representar cierta dificultad a la hora de su cálculo. Sin embargo, tanto variables como recargos son muy sencillos de identificar, lo que permite evitar posibles confusiones.
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