CONTEXTO HISTÓRICO Y APARICIÓN DEL CONCEPTO 4.0
A lo largo de los milenios ha habido multitud de culturas y etapas en la evolución del ser humano. En gran medida, el transporte ha sido y será un elemento determinante en dicha evolución, al ser el elemento de conexión entre diversas zonas poblacionales y favorecer el intercambio de ideas y la innovación.
Civilizaciones muy antiguas, como los egipcios, fenicios o griegos, ya practicaban el transporte a larga distancia, estableciendo prósperos sistemas de transporte y comercio, incluso con otros pueblos distintos. Sin duda, el transporte marítimo fue uno de los grandes medios para poder llevar a cabo transporte de larga distancia y peso considerable. De otro modo no podría entenderse el poder acceder a ciertos materiales y volúmenes transportados.
El transporte en las primeras civilizaciones.
En las primeras civilizaciones se practicaba el transporte terrestre a larga distancia. Eran habituales, por ejemplo, las caravanas de mercaderes que seguían rutas estables, con el ánimo de agruparse, protegerse ante posibles asaltantes, contar con lugares de reposo y avituallamiento y contar con los permisos necesarios.
Nota.
Uno de los casos más conocidos entre las rutas de mercaderes era el de los bereberes, que eran capaces de atravesar el desierto y recorrer miles de kilómetros para realizar diversos intercambios comerciales.
Pero sin duda, el hito histórico más destacado en el transporte terrestre de las antiguas civilizaciones fue la aparición de la rueda. Si bien no se tiene una certeza histórica de cuándo o dónde apareció, sí se han hecho diversos descubrimientos de ruedas antiguas o referencias a las mismas en diversas civilizaciones. La más antigua que se conoce, hasta el momento, es un pictograma sumerio de hace 3500 años AC en el actual Irak.
La rueda favoreció el transporte mediante carros o carretas, lo que permitió aumentar considerablemente el peso transportado con menos recursos.
No obstante, ello exigió el desarrollo de caminos y calzadas preparadas para su circulación. Sin duda, fueron las calzadas romanas el mayor avance del mundo antiguo en este sentido, ya que configuraron una red de enormes proporciones capaz de conectar gran parte de Europa con una calidad y robustez nunca vistas hasta la fecha.
La aparición del transporte mercante moderno.
Tuvieron que pasar muchos siglos hasta que pudieron verse nuevos avances en el transporte terrestre o marítimo, respecto de los introducidos por los fenicios, griegos o romanos mucho tiempo antes.
Podríamos decir que un hecho destacable fue la aparición de ciertos elementos del comercio internacional moderno entre los mercaderes de la baja edad media (siglos XIV y XV) que sentaron las bases para un posterior florecimiento del comercio durante el renacimiento.
Si bien ya desde el siglo XI se practicaba el comercio a una cierta escala, hubo en estos siglos una serie de cambios demográficos y coyunturales que favorecieron el desarrollo de ciertos tipos de transporte diferente al del imperio romano.
Entorno histórico en el que surgió el comercio moderno.
Por una parte, las vías romanas se encontraban muy deterioradas en su mayor parte, ya que no habían sido mantenidas o renovadas.
Por otro lado, se dio una paulatina proliferación de las ciudades, que exigían un abastecimiento de suministros constante y, por lo tanto, una oportunidad de negocio. A ello había que sumar ciertos elementos condicionantes.
Uno de ellos era la inseguridad de los caminos, que motivaba a los mercaderes a buscar otras alternativas. Otro elemento condicionante era el gran número de peajes que tenían que soportar los mercaderes al atravesar diversas zonas feudales. Por tal motivo, el transporte
terrestre suponía una parte de coste muy elevado respecto del total del precio del producto, siendo en ocasiones tres o cuatro veces más elevado que el precio de la propia mercancía.
Por tal motivo, los mercaderes solían preferir el tráfico fluvial o marítimo, que les permitía transportar un mayor peso y sin tal pago de impuestos y peajes a terceros. Los mercaderes de Venecia, Génova o Pisa tuvieron un auge muy importante en este periodo, especialmente debido al dominio de las rutas marítimas y a algunas rutas terrestres, como la ruta de la seda
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